[Perú] Un, ¿cómo estás? Fue suficiente para que aquella muchacha llorara y mientras sus lágrimas acariciaban sus mejillas expresara: “no estoy bien” lo suficiente para que esos segundos de desahogo se convirtieran en un oasis en medio de su desierto, su infierno. No conocí su historia, no conocí su pasado, solo vi una mirada que necesitaba que alguien la escuchara, que alguien no la juzgara. Aquella pregunta hizo que no pudiera disculparse por derramar sus lágrimas porque su llanto fue más fuerte. No hubo palabras, solo un momento de descanso para su alma. Aquella pregunta fue la que hizo que tuviera paz y reconociera que su Dios tiene cuidado de ella y su familia. Aquella pregunta abrió su corazón para que Dios dirigiera su barca y la llevara a puerto seguro.
Aquella pregunta hizo que el chamaco del piercing (arete) en la oreja e ideas radicales reconociera una vez más que Dios usa a quien quiere y como quiere.